La música del silencio
de Patrick Rothfuss, una novela corta publicada en 2014 que se suma a la
historia de El nombre del viento y El temor de un hombre sabio, cuya
protagonista es Auri, uno de los personajes más queridos de las novelas
anteriormente citadas del autor. No se trata de la esperada tercera parte de la
trilogía, pero sí es cierto que hace las delicias de los seguidores del mundo
de Kvothe, por lo menos las mías.
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Portada La música del silencio Patrick Rothfuss |
Sinopsis: La
Universidad, el bastión del conocimiento, atrae a las mentes más brillantes
para aprender ciencias como la artificería y la alquimia. Pero bajo esos
edificios y sus concurridas aulas existe un mundo en penumbra.
En ese laberinto de
túneles antiguos, de salas y habitaciones abandonadas, de escaleras
serpenteantes y pasillos semiderruidos vive Auri, otrora alumna de la
Universidad. Ahora cuida de la Subrealidad, de la que ha aprendido que hay
misterios que no conviene remover. Ya no se deja engañar por la lógica en la
que tanto confían en lo alto: ella sabe reconocer los sutiles peligros y los
nombres olvidados que se ocultan bajo la superficie de las cosas.
En La música del
silencio se nos presenta la vida de Auri en la subrealidad. Un libro igual de raro,
extraño, un poco incomprensible y extravagante, que la protagonista, que nos
invita a ver más allá de las cosas, a no quedarnos solo en la superficie y
profundizar más.
“Debería haber tenido más cuidado con el mundo. Ella conocía la naturaleza de las cosas. Sabía que si no pisabas siempre ligero como un pájaro, el mundo se derrumbaba para aplastarte. Como un castillo de naipes. Como una botella contra la piedra.”
Es una novela
fantástica llena de descripciones, y sin diálogos. Toda la fuerza de la
narración recae en las descripciones y en el relato del día a día de Auri. Un
auténtico monólogo entre Auri y su entorno.
Como dice el propio
Patrick Rothfuss: “por entonces ya me di
cuenta de que no tenía nada de normal. No hacía las cosas que deben hacer las
historias como Dios manda. Era, según todos los parámetros tradicionales, un
desastre. Pero el caso es que me gustaba. Era rara, descabellada, complicada y
carecía de muchos elementos que se supone que necesitan las historias. Pero, de
alguna manera, funcionaba.”
Por otro lado, al
principio resulta un poco chocante, pues es un formato totalmente diferente a
las otras dos novelas de Patrick Rothfuss (El nombre del viento y El temor de
un hombre sabio). Sin embargo, a medida que nos adentramos en la historia, te
acabas acostumbrando a todas las extravagancias del libro, te familiarizas con
Auri y su peculiar forma de ver las cosas.
“No deseabas cosas para ti mismo. Eso te empequeñecía. Eso te mantenía a salvo. (…) Y si tenías cuidado, si formabas parte de las cosas correctamente, entonces podías ayudar. Arreglabas lo que se había roto. Prestabas atención a las cosas que encontrabas torcidas. Y confiabas en que el mundo, a cambio, te ofreciera la oportunidad de comer. Era la única forma elegante de actuar. Todo lo demás era orgullo y vanidad.”
Se personifican todos
los objetos y lugares (más bien, Auri dota de personalidad a todas las cosas.
Al principio este hecho resulta un poco confuso, pero según se va leyendo te
amoldas a ello, te acabas familiarizando con esta peculiaridad, e incluso
empatizando con los objetos).
“Había días que te aplastaban como una losa. Otros eran veleidosos como gatos, se escabullían cuando necesitabas consuelo y regresaban más tarde, cuando tú ya no los querías, incordiándote y reclamando tu atención.”
La protagonista es Auri,
una chica extravagante, muy
controladora, obsesionada con el orden, de ideas fijas y rutinas muy marcadas.
Como la describe el propio autor: una chica extraña, dulce y dañada.
Auri podría padecer un
trastorno obsesivo compulsivo. Tiene una mentalidad infantil, o por lo menos a
mí me recuerda a un niño, pero a la vez nos presenta una mentalidad compleja,
que lee entre líneas y busca en lo profundo de las cosas.
En resumen, es uno de los libros más raros que he leído,
pero tiene algo, precisamente esa peculiaridad, esas extravagancias que lo hacen
único y me ha gustado. Eso sí, al principio es muy desconcertante, pero al
final me ha dejado con ganas de conocer más a este personaje y la subrealidad.